Treballs del Museu de Geologia de Barcelona. Volumen 13 (2005) Páginas: 115-280
El mapa geològic i topogràfic de la província de Barcelona: la sèrie 1:40.000 (1888-1914)
Aragònes, E.
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El mapa geológico y topográfico de la provincia de Barcelona: la serie 1:40.000 (1888-1914)
Se estudia el proceso de cartografía topográfica y geológica de la provincia de Barcelona a escala 1:40.000, realizado por el geólogo Jaume Almera y el artista grabador Eduard Brossa gracias a las subvenciones de la Diputación provincial. Con un detalle excepcional para la época, presentado en un formato inusual y magníficamente ejecutado por el grabador Brossa, el Mapa fue unánimemente elogiado desde la aparición de la primera hoja. La parte geológica, obra personal de Almera, es de gran calidad gracias a un riguroso trabajo estratigráfico y petrológico llevado a cabo con ayuda de destacados especialistas europeos, así como a un minucioso control en el campo de los afloramientos por parte de Almera y sus ayudantes. La topografía de base, si bien cumplió con creces su papel como soporte de la geología, es tan sólo aproximada, puesto que se basa en los pocos vértices existentes en la época, carece de replanteo previo y adolece de falta de un procedimiento regular para el trazado de las curvas de nivel. La dirección de la obra se debe considerar exclusiva del Dr. Almera. Bofill, teórico codirector ante la Diputación, nunca actuó como tal y su participación se limitó a empezar una hoja que abandonó poco después. La Diputación aceptó todas las decisiones de Almera, al menos hasta 1899, momento en que empezaron a surgir voces discrepantes entre los diputados; hacia 1909, momento de cambios políticos y sociales, disminuyó el soporte institucional a la obra del Mapa y las subvenciones quedaron drásticamente reducidas, cosa que retrasó la publicación de las dos últimas 116hojas. El litógrafo (y topógrafo en funciones) Brossa dependía directamente del Dr. Almera, a quien facturaba sus trabajos de campo y gabinete. Otras intervenciones deben considerarse como meramente marginales: Norbert Font i Sagué dibujó láminas de fósiles para las publicaciones de Almera alrededor de 1892; realizó algunas salidas al campo hacia 1900 y excavó un par de vertebrados fósiles (1901, 1905). Mayor fue la implicación de Marià Faura i Sans: tras salir esporádicamente al campo entre 1907 i 1911 revisó las faunas paleozoicas y la petrología ígnea y metamórfica en su etapa de estudiante en Madrid (1909-1912). La obra, iniciada sin proyecto a partir de la ampliación de la primera y única hoja publicada a 1:100.000, fue tomando forma a medida que avanzaba: el formato de las hojas quedó definido hacia 1895, mientras que su definitiva distribución no se consolidó antes de 1905; de ahí que Almera contestara a los requerimientos de la Diputación que era de todo punto imposible fijar unos plazos y aventurar un presupuesto. El mapa no pasó de los primeros estadios: en 1914, después de dar cinco hojas a la imprenta, Almera renunció a continuar, proponiendo entonces a Marià Faura i Sans como sucesor; en este punto la Diputación optó por traspasar la gestión de la obra al Institut d’Estudis Catalans, organismo dependiente de la recién creada Mancomunitat de Catalunya. En total se cartografiaron unos 2.500 Km2 (un tercio, aproximadamente de la superficie provincial), que corresponden a las comarcas costeras de los alrededores de la capital. Resulta comprensible que Almera empezara por las zonas más próximas, mejor comunicadas y más conocidas, que también resultaron ser las más variadas geológicamente y las más interesantes desde el punto de vista de las faunas fósiles. No parece en cambio que hubiera planificado la continuación del mapa en terrenos del Paleógeno continental que ocupan el centro de la provincia, ni tampoco en el Mesozoico prepirenaico que constituye su parte más septentrional. El Mapa de Almera y Brossa influenció en gran medida el futuro desarrollo de la geología catalana, cuya historia seria probablemente muy distinta de no haber contado con tal precedente. Por una parte, constituyó una base muy firme para el conocimiento de lo que hoy denominamos Area o Eje Metropolitano de Barcelona, y como tal ha sido tenida muy en cuenta en toda la cartografía posterior. Por otra, inició una larga tradición de los estudios geológicos en el seno de las administraciones catalanas que ha llegado hasta nuestros días. Finalmente, de manera indirecta, contribuyó a hacer de los Museos Martorell y del Seminario los dos centros museísticos y de investigación geológica de gran tradición que hoy conocemos.
Cita
Aragònes, E., 2005. El mapa geològic i topogràfic de la província de Barcelona: la sèrie 1:40.000 (1888-1914). Treballs del Museu de Geologia de Barcelona, 13: 115-280-
Fecha de publicación:
- 24/12/2005
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